CAMPAÑA 2012-2013: "PORQUE ME IMPORTA..."
La Campaña Mundial del Accidente
Cerebro Vascular pretende difundir la información esencial para salvar vidas y
compartir conocimientos acerca de las acciones y conductas de estilo de vida
que podrían evitar un derrame cerebral.
La campaña también pretende
identificar oportunidades para mejorar y educar al público en la necesidad
fundamental de una calidad de vida adecuada y a largo plazo, atención y apoyo a
sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares, incluyendo la formación de los
proveedores de atención de accidentes cerebrovasculares.
Los accidentes cerebrovasculares (ACV) en Argentina
representan la primera causa de invalidez y provocan 18.000 muertes anuales,
por lo que el ministerio de Salud recomendó adoptar hábitos saludables para
reducir los riesgos de sufrir la enfermedad.
Alrededor 15
millones de personas sufren un accidente cerebrovascular (ACV) cada año en todo
el mundo, afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De ellos, más de
cinco millones mueren y otros cinco millones quedan discapacitados en forma
permanente.
Los ACV
constituyen junto al infarto de miocardio las principales causas de muerte, donde
el riesgo de sufrir estas afecciones aumenta en los varones de edad madura, así
como en las mujeres después de la menopausia.
En un Accidente Cerebro Vascular se mueren casi dos millones
de neuronas por minuto, por lo que si no se llega a tiempo, las secuelas pueden
ser trágicas.
Es
fundamental que la gente conozca que existe, cuáles son los síntomas, cómo lo
puede prevenir y, específicamente, cómo lo puede tratar.
¿Qué es el accidente
cerebrovascular (ACV)?
El
accidente cerebrovascular o ACV, también conocido como ictus o stroke (en
inglés), embolia, apoplejía, derrame cerebral, o simplemente ataque
cerebral, se produce cuando falla la circulación sanguínea hacia el cerebro.
Si se interrumpe el flujo
de sangre hacia el tejido cerebral, éste pierde el suministro de oxígeno y los
nutrientes necesarios para su normal funcionamiento y, en consecuencia, un buen
número de células cerebrales pueden morir. A esto se lo conoce como accidente
cerebrovascular, afección que puede causar la muerte inmediata o dejar
secuelas, según el nivel de gravedad del daño ocasionado
¿Por qué se producen los
ACV?
Se
deben fundamentalmente a una obstrucción arterial que impide que la sangre
fluya hacia el cerebro (ACV isquémico). La causa más frecuente de obstrucción
es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de los vasos
sanguíneos que aportan sangre al cerebro, con lo cual los vasos se vuelven cada
vez más estrechos y menos flexibles, y esto se conoce como aterosclerosis. Al
estrecharse los vasos, es más probable que se formen coágulos sanguíneos que
pueden obstruir con mayor facilidad los vasos, y éstos dejan de aportar sangre
al cerebro provocando lesiones cerebrales. Además de los depósitos de grasas en
las arterias, el ACV isquémico (bloqueo de flujo) puede producirse por otras
causas; por ejemplo, debido a embolias provenientes del corazón o del cuello.
Si el ritmo cardiaco de una persona es débil o irregular (arritmia) pueden
formarse coágulos sanguíneos en el corazón que pueden desprenderse y viajar por
los vasos hasta el cerebro, y quedar atrapados en alguna arteria cerebral estrecha
e impedir que la sangre fluya hacia una zona determinada. A esto se lo conoce
comúnmente como embolia cerebral (desprendimiento y posterior migración de un
coágulo del corazón)”.
Asimismo, las embolias
también pueden provenir de un coágulo formado en los vasos del cuello. Pero
también existe otra categoría de ictus que es causado por una hemorragia
cerebral, cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y deja salir sangre,
dañando las neuronas.
¿Cuáles
son los signos de advertencia de un ataque cerebral?
El
experto detalló que cuando el cerebro no está recibiendo oxígeno suficiente, el
cuerpo envía signos de advertencia de inminente peligro.
Si se observan uno o
más de los siguientes signos de ataque cerebral no hay que esperar, “se debe
llamar inmediatamente a un médico o a emergencias:
Dolor
de cabeza grave súbito sin causa conocida
Dificultad
súbita para caminar, mareos, o pérdida del equilibrio o la coordinación.
Entumecimiento
súbito o debilidad facial, del brazo o la pierna, especialmente de un lado del
cuerpo.
Confusión
súbita, o dificultad para hablar o comprender lo que se habla.
Dificultad
para ver con uno o ambos ojos.
Otros
signos de peligro que pueden producirse incluyen: visión doble, somnolencia,
náuseas y vómitos.
A veces los signos de
advertencia pueden durar solamente unos pocos instantes y luego desaparecen.
Estos breves episodios,
conocidos como ataques isquémicos, a veces se refieren a ellos como “mini
accidentes cerebrovasculares.”
Aunque son breves, identifican
una afección seria subyacente que no desaparecerá sin atención médica.
Lamentablemente, cuando los
signos se disipan, muchas personas los ignoran y siguen su rutina diaria sin
prestarles atención.
Hacerlo puede ser la
diferencia entre la vida y la muerte.
La
importancia de los factores de riesgo en el ACV
Un
factor de riesgo es una afección o comportamiento que se produce más
frecuentemente en quienes tienen o se encuentran en mayor riesgo de tener una
enfermedad que quienes no la tienen.
Tener un factor de riesgo
para sufrir un ataque cardíaco o un ataque cerebral no significa necesariamente
que lo vaya a tener.
Por
otra parte, no tener un factor de riesgo no quiere decir que se evitará tener
un ataque cerebral. Pero el riesgo de sufrir un ataque crece a medida que
aumenta el número y la severidad de los factores de riesgo. La combinación de
múltiples factores es especialmente peligrosa, ya que -en conjunto- el riesgo
de sufrir un ACV es mucho mayor.
Hay
determinados factores sobre los cuales no se pueden influir; por ejemplo: edad,
sexo (los hombres maduros y las mujeres postmenopáusicas se ven más
afectados) e historia familiar con antecedentes de ACV u otras enfermedades
vasculares. Sin embargo, algunos factores de riesgo pueden disminuirse
introduciendo modificaciones en el estilo de vida”.
En
detalle, estos son los principales factores de riesgo para un accidente
cerebrovascular donde se puede actuar para prevenir su ocurrencia (la mayoría
son extrapolables al infarto de miocardio):
Sobrepeso
u obesidad
Dieta
no saludable
Falta
de ejercicio físico
Niveles
altos de colesterol, LDL colesterol y triglicéridos
Hipertensión
arterial
Distrés
(exceso de estrés )
Diabetes
Consumo
de tabaco o contacto con el humo de otras formas
Consumo
excesivo de alcohol
Ciertos
medicamentos
Por
eso, el especialista afirmó que :
Reduciendo los factores de riesgo, se reducirá
el riesgo de accidentes cerebrovasculares y, asimismo, el infarto de miocardio
y otras enfermedades vasculares.
¿Cómo
se manifiestan los accidentes cerebrovasculares y qué se debe hacer?
Cuidado con el dolor de
cabeza grave súbito sin causa conocida.
En
los accidentes cerebrovasculares mayores (la forma más grave de ACV), el
síntoma más frecuente es una debilidad muscular repentina en el rostro, el
brazo o la pierna, casi siempre de un solo lado del cuerpo.
Otros síntomas consisten en
la aparición abrupta de:
Dolor
de cabeza grave súbito sin causa conocida, una alerta de ACV.
Dolor
de cabeza intenso sin causa aparente.
Adormecimiento del rostro,
el brazo o la pierna, especialmente de un solo lado del cuerpo.
Confusión, dificultad para
hablar o comprender lo que se dice.
Dificultad
para ver con uno o ambos ojos.
Dificultad
para caminar, mareos, pérdida del equilibrio o de la coordinación.
Desmayo
o pérdida del conocimiento.
Los
efectos del accidente cerebrovascular dependen de la parte del cerebro que se
haya afectado y del grado de afectación.
Los ACV pueden dañar
únicamente una parte del cuerpo, por ejemplo la cara, un brazo o una pierna,
pero también pueden paralizar todo un lado.
Si el accidente es muy
intenso puede ocasionar la muerte en forma instantánea.
En
los accidentes cerebrovasculares menores, también conocidos como accidentes
isquémicos transitorios, se manifiestan de forma similar a los accidentes
cerebrovasculares mayores, pero son más leves y duran poco tiempo, mayormente
menos de una hora.
Por lo general, la persona
se recupera sin necesidad de tratamiento, estos mini episodios son síntomas
premonitorios que aumentan la posibilidad de sufrir más adelante un accidente
mayor.
Sin embargo, se puede
sufrir un accidente mayor sin haber tenido nunca un accidente menor.
¿Qué hacer frente a un accidente
cerebrovascular?
Si
alguien presenta signos de sufrir un ACV, ya sea mayor o menor, se debe llamar
inmediatamente a un médico o pedir una ambulancia o, de lo contrario,
conducirlo al servicio de urgencias más cercano. Es aconsejable hacerlo aunque los
síntomas no sean muy intensos, ya que el accidente cerebrovascular puede seguir
progresando.
Tratamiento,
rehabilitación y apoyo
Hasta
el momento, el accidente cerebrovascular no tiene cura satisfactoria.
Algunos tratamientos
posibles son la asistencia hospitalaria, los medicamentos, las intervenciones
transcatéter, la cirugía y la rehabilitación.
Con frecuencia, los ACV se
deben a algún tipo de enfermedad cardiovascular. En estos casos, el tratamiento
deberá orientarse a la causa de la enfermedad. Las válvulas cardíacas dañadas,
por ejemplo, pueden ser reparadas o reemplazadas quirúrgicamente.
Los
pacientes con fibrilación auricular (un tipo de arritmia) pueden tomar
medicamentos diluyentes de la sangre (anticoagulantes) para prevenir la
formación de coágulos.
Los anticoagulantes orales y la aspirina parecen
disminuir el riesgo cerebrovascular en pacientes con fibrilación auricular.
Tratamientos
posibles Hay diferentes tipos de medicamentos para tratar los accidentes
cerebrovasculares. Al llegar al centro de atención tras sufrir un ACV el
paciente podría recibir medicamentos anticoagulantes (warfarina) o
antiplaquetarios (aspirina) a fin de prevenir la formación de otro coágulo
sanguíneo, pero también un analgésico si tiene un dolor de cabeza muy fuerte.
El
activador del plasminógeno tisular (tPA) es un disolvente de coágulos que
significa un importante adelanto en el tratamiento de ACV
isquémicos provocados por coágulos sanguíneos. La endarterectomía
carotídea es un procedimiento quirúrgico que consiste en cortar y extraer las
acumulaciones de grasa (placa aterosclerótica) de una arteria del cuello que
lleva al cerebro sangre rica en oxígeno.
La angioplastia cerebral es una
técnica aún experimental que la mayoría de los hospitales o centros
especializados aún no ofrecen.
El
accidente cerebrovascular es una de las principales causas de discapacidades de
larga duración en gran parte del mundo. “Los sobrevivientes de un ACV deben
enfrentarse a una variedad de problemas mentales y físicos, según la gravedad
del daño cerebral.
Con
rehabilitación, la mayoría de quienes sufren un accidente cerebrovascular
pueden mejorar su calidad de vida.
El objetivo de la
rehabilitación es ayudar a los sobrevivientes a reducir su dependencia de las
personas encargadas de su cuidado y mejorar su capacidad física.
Las claves de una
rehabilitación exitosa incluyen la actitud del sobreviviente, la destreza del
equipo de rehabilitación y el apoyo y la cooperación de los familiares y amigos.
Los
sobrevivientes de un ACV necesitan una red de apoyo para hacer frente a su
rehabilitación.
Recomendaciones para evitar
sufrir de ataques cerebrales
Para
disminuir el riesgo de sufrir un ACV hay que actuar definitivamente sobre los
factores de riesgo que se pueden modificar; es decir, aquellos principalmente
relacionados con el estilo de vida y que debemos tener en cuenta:
Mantener
un peso adecuado (tomar conciencia sobre los peligros de la obesidad o el
sobrepeso)
Establecer
un plan de alimentación saludable.
Realizar
ejercicios físicos moderados en forma regular (en lo posible 45 minutos en
forma diaria).
Controlar
los niveles de colesterol, LDL colesterol y triglicéridos mediante análisis
periódicos de laboratorio.
Controlar
la presión arterial elevada (medirse la presión regularmente).
Manejar
el exceso de estrés mediante distintas técnicas de relajación.
Prevenir
o controlar la diabetes y la pre-diabetes con especialistas.
No
fumar y mantenerse alejado de quienes lo hacen.
Beber
con moderación bebidas alcohólicas.
Prestar atención a ciertos
medicamentos que favorecen la formación de coágulos sanguíneos (por ejemplo:
anticonceptivos).
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