martes, 29 de octubre de 2013

29 de octubre Día mundial del ACV

CAMPAÑA 2012-2013: "PORQUE ME IMPORTA..."


La Campaña Mundial del Accidente Cerebro Vascular pretende difundir la información esencial para salvar vidas y compartir conocimientos acerca de las acciones y conductas de estilo de vida que podrían evitar un derrame cerebral. 

La campaña también pretende identificar oportunidades para mejorar y educar al público en la necesidad fundamental de una calidad de vida adecuada y a largo plazo, atención y apoyo a sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares, incluyendo la formación de los proveedores de atención de accidentes cerebrovasculares.

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) en Argentina representan la primera causa de invalidez y provocan 18.000 muertes anuales, por lo que el ministerio de Salud recomendó adoptar hábitos saludables para reducir los riesgos de sufrir la enfermedad.
Alrededor 15 millones de personas sufren un accidente cerebrovascular (ACV) cada año en todo el mundo, afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De ellos, más de cinco millones mueren y otros cinco millones quedan discapacitados en forma permanente. 
Los ACV constituyen junto al infarto de miocardio las principales causas de muerte, donde el riesgo de sufrir estas afecciones aumenta en los varones de edad madura, así como en las mujeres después de la menopausia.
En un Accidente Cerebro Vascular se mueren casi dos millones de neuronas por minuto, por lo que si no se llega a tiempo, las secuelas pueden ser trágicas. 

Es fundamental que la gente conozca que existe, cuáles son los síntomas, cómo lo puede prevenir y, específicamente, cómo lo puede tratar.

¿Qué es el accidente cerebrovascular (ACV)?
El accidente cerebrovascular o ACV, también conocido como ictus o stroke (en inglés), embolia, apoplejía, derrame cerebral, o simplemente  ataque cerebral, se produce cuando falla la circulación sanguínea hacia el cerebro.
Si se interrumpe el flujo de sangre hacia el tejido cerebral, éste pierde el suministro de oxígeno y los nutrientes necesarios para su normal funcionamiento y, en consecuencia, un buen número de células cerebrales pueden morir. A esto se lo conoce como accidente cerebrovascular, afección que puede causar la muerte inmediata o dejar secuelas, según el nivel de gravedad del daño ocasionado
¿Por qué se producen los ACV?
Se deben fundamentalmente a una obstrucción arterial que impide que la sangre fluya hacia el cerebro (ACV isquémico). La causa más frecuente de obstrucción es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de los vasos sanguíneos que aportan sangre al cerebro, con lo cual los vasos se vuelven cada vez más estrechos y menos flexibles, y esto se conoce como aterosclerosis. Al estrecharse los vasos, es más probable que se formen coágulos sanguíneos que pueden obstruir con mayor facilidad los vasos, y éstos dejan de aportar sangre al cerebro provocando lesiones cerebrales. Además de los depósitos de grasas en las arterias, el ACV isquémico (bloqueo de flujo) puede producirse por otras causas; por ejemplo, debido a embolias provenientes del corazón o del cuello. Si el ritmo cardiaco de una persona es débil o irregular (arritmia) pueden formarse coágulos sanguíneos en el corazón que pueden desprenderse y viajar por los vasos hasta el cerebro, y quedar atrapados en alguna arteria cerebral estrecha e impedir que la sangre fluya hacia una zona determinada. A esto se lo conoce comúnmente como embolia cerebral (desprendimiento y posterior migración de un coágulo del corazón)”.
Asimismo, las embolias también pueden provenir de un coágulo formado en los vasos del cuello. Pero también existe otra categoría de ictus que es causado por una hemorragia cerebral, cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y deja salir sangre, dañando las neuronas.
¿Cuáles son los signos de advertencia de un ataque cerebral?
El experto detalló que cuando el cerebro no está recibiendo oxígeno suficiente, el cuerpo envía signos de advertencia de inminente peligro. 
Si se observan uno o más de los siguientes signos de ataque cerebral no hay que esperar, “se debe llamar inmediatamente a un médico o a emergencias:
Dolor de cabeza grave súbito sin causa conocida
Dificultad súbita para caminar, mareos, o pérdida del equilibrio o la coordinación.
Entumecimiento súbito o debilidad facial, del brazo o la pierna, especialmente de un lado del cuerpo.
Confusión súbita, o dificultad para hablar o comprender lo que se habla.
Dificultad para ver con uno o ambos ojos.
Otros signos de peligro que pueden producirse incluyen: visión doble, somnolencia, náuseas y vómitos.
A veces los signos de advertencia pueden durar solamente unos pocos instantes y luego desaparecen.
Estos breves episodios, conocidos como ataques isquémicos, a veces se refieren a ellos como “mini accidentes cerebrovasculares.”
Aunque son breves, identifican una afección seria subyacente que no desaparecerá sin atención médica.
Lamentablemente, cuando los signos se disipan, muchas personas los ignoran y siguen su rutina diaria sin prestarles atención.
Hacerlo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
La importancia de los factores de riesgo en el ACV

Un factor de riesgo es una afección o comportamiento que se produce más frecuentemente en quienes tienen o se encuentran en mayor riesgo de tener una enfermedad que quienes no la tienen.
Tener un factor de riesgo para sufrir un ataque cardíaco o un ataque cerebral no significa necesariamente que lo vaya a tener.
Por otra parte, no tener un factor de riesgo no quiere decir que se evitará tener un ataque cerebral. Pero el riesgo de sufrir un ataque crece a medida que aumenta el número y la severidad de los factores de riesgo. La combinación de múltiples factores es especialmente peligrosa, ya que -en conjunto- el riesgo de sufrir un ACV es mucho mayor.
Hay determinados factores sobre los cuales no se pueden influir; por ejemplo: edad, sexo (los hombres  maduros y las mujeres postmenopáusicas se ven más afectados) e historia familiar con antecedentes de ACV u otras enfermedades vasculares. Sin embargo, algunos factores de riesgo pueden disminuirse introduciendo modificaciones en el estilo de vida”.
En detalle, estos son los principales factores de riesgo para un accidente cerebrovascular donde se puede actuar para prevenir su ocurrencia (la mayoría son extrapolables al infarto de miocardio):
Sobrepeso u obesidad
Dieta no saludable
Falta de ejercicio físico
Niveles altos de colesterol, LDL colesterol y triglicéridos
Hipertensión arterial
Distrés (exceso de estrés )
Diabetes
Consumo de tabaco o contacto con el humo de otras formas
Consumo excesivo de alcohol
Ciertos medicamentos
Por eso, el especialista afirmó que :
Reduciendo los factores de riesgo, se reducirá el riesgo de accidentes cerebrovasculares y, asimismo, el infarto de miocardio y otras enfermedades vasculares.
¿Cómo se manifiestan los accidentes cerebrovasculares y qué se debe hacer?
Cuidado con el dolor de cabeza grave súbito sin causa conocida.
En los accidentes cerebrovasculares mayores (la forma más grave de ACV), el síntoma más frecuente es una debilidad muscular repentina en el rostro, el brazo o la pierna, casi siempre de un solo lado del cuerpo.
Otros síntomas consisten en la aparición abrupta de:
Dolor de cabeza grave súbito sin causa conocida, una alerta de ACV.
Dolor de cabeza intenso sin causa aparente.
Adormecimiento del rostro, el brazo o la pierna, especialmente de un solo lado del cuerpo.
Confusión, dificultad para hablar o comprender lo que se dice.
Dificultad para ver con uno o ambos ojos.
Dificultad para caminar, mareos, pérdida del equilibrio o de la coordinación.
Desmayo o pérdida del conocimiento.
Los efectos del accidente cerebrovascular dependen de la parte del cerebro que se haya afectado y del grado de afectación.
Los ACV pueden dañar únicamente una parte del cuerpo, por ejemplo la cara, un brazo o una pierna, pero también pueden paralizar todo un lado.
Si el accidente es muy intenso puede ocasionar la muerte en forma instantánea.
En los accidentes cerebrovasculares menores, también conocidos como accidentes isquémicos transitorios, se manifiestan de forma similar a los accidentes cerebrovasculares mayores, pero son más leves y duran poco tiempo, mayormente menos de una hora.
Por lo general, la persona se recupera sin necesidad de tratamiento, estos mini episodios son síntomas premonitorios que aumentan la posibilidad de sufrir más adelante un accidente mayor.
Sin embargo, se puede sufrir un accidente mayor sin haber tenido nunca un accidente menor.
¿Qué hacer frente a un accidente cerebrovascular?
Si alguien presenta signos de sufrir un ACV, ya sea mayor o menor, se debe llamar inmediatamente a un médico o pedir una ambulancia o, de lo contrario, conducirlo al servicio de urgencias más cercano. Es aconsejable hacerlo aunque los síntomas no sean muy intensos, ya que el accidente cerebrovascular puede seguir progresando.
Tratamiento, rehabilitación y apoyo
Hasta el momento, el accidente cerebrovascular no tiene cura satisfactoria.
Algunos tratamientos posibles son la asistencia hospitalaria, los medicamentos, las intervenciones transcatéter, la cirugía y la rehabilitación.
Con frecuencia, los ACV se deben a algún tipo de enfermedad cardiovascular. En estos casos, el tratamiento deberá orientarse a la causa de la enfermedad. Las válvulas cardíacas dañadas, por ejemplo, pueden ser reparadas o reemplazadas quirúrgicamente.
Los pacientes con fibrilación auricular (un tipo de arritmia) pueden tomar medicamentos diluyentes de la sangre (anticoagulantes) para prevenir la formación de coágulos. 
Los anticoagulantes orales y la aspirina parecen disminuir el riesgo cerebrovascular en pacientes con fibrilación auricular.
Tratamientos posibles Hay diferentes tipos de medicamentos para tratar los accidentes cerebrovasculares. Al llegar al centro de atención tras sufrir un ACV el paciente podría recibir medicamentos anticoagulantes (warfarina) o antiplaquetarios (aspirina) a fin de prevenir la formación de otro coágulo sanguíneo, pero también un analgésico si tiene un dolor de cabeza muy fuerte.
El activador del plasminógeno tisular (tPA) es un disolvente de coágulos que significa un importante adelanto en el tratamiento de ACV isquémicos provocados por coágulos sanguíneos. La endarterectomía carotídea es un procedimiento quirúrgico que consiste en cortar y extraer las acumulaciones de grasa (placa aterosclerótica) de una arteria del cuello que lleva al cerebro sangre rica en oxígeno. 
La angioplastia cerebral es una técnica aún experimental que la mayoría de los hospitales o centros especializados aún no ofrecen.
El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de discapacidades de larga duración en gran parte del mundo. “Los sobrevivientes de un ACV deben enfrentarse a una variedad de problemas mentales y físicos, según la gravedad del daño cerebral.
Con rehabilitación, la mayoría de quienes sufren un accidente cerebrovascular pueden mejorar su calidad de vida.
El objetivo de la rehabilitación es ayudar a los sobrevivientes a reducir su dependencia de las personas encargadas de su cuidado y mejorar su capacidad física.
Las claves de una rehabilitación exitosa incluyen la actitud del sobreviviente, la destreza del equipo de rehabilitación y el apoyo y la cooperación de los familiares y amigos.
Los sobrevivientes de un ACV necesitan una red de apoyo para hacer frente a su rehabilitación.
Recomendaciones para evitar sufrir de ataques cerebrales
Para disminuir el riesgo de sufrir un ACV hay que actuar definitivamente sobre los factores de riesgo que se pueden modificar; es decir, aquellos principalmente relacionados con el estilo de vida y que debemos tener en cuenta:
Mantener un peso adecuado (tomar conciencia sobre los peligros de la obesidad o el sobrepeso)
Establecer un plan de alimentación saludable.
Realizar ejercicios físicos moderados en forma regular (en lo posible 45 minutos en forma diaria).
Controlar los niveles de colesterol, LDL colesterol y triglicéridos mediante análisis periódicos de laboratorio.
Controlar la presión arterial elevada (medirse la presión regularmente).
Manejar el exceso de estrés mediante distintas técnicas de relajación.
Prevenir o controlar la diabetes y la pre-diabetes con especialistas.
No fumar y mantenerse alejado de quienes lo hacen.
Beber con moderación bebidas alcohólicas.

Prestar atención a ciertos medicamentos que favorecen la formación de coágulos sanguíneos (por ejemplo: anticonceptivos).

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