lunes, 10 de octubre de 2016

12 de octubre NADA PARA FESTEJAR



En recordación de ese acontecimiento, este 12 de octubre fue llamado el Día de la Raza, aunque en realidad poco culto se brinda a la raza, ya que justamente allí dio comienzo la exterminación de las razas originarias americanas, conquistadas, colonizadas y sometidas por los invasores europeos, que desde aquí no sólo arrasaron con vidas humanas, sino que se llevaron la mayor parte de las riquezas propias de estas nuevas tierras.
Fue sin duda, este primer contacto entre los europeos y los indígenas, el choque de múltiples culturas, un verdadero descubrimiento entre ambas razas, que por primera vez estaban frente a frente, iniciándose allí todo un proceso de destrucción, lucha y muerte, que se extendió hasta nuestro tiempo.
Para España significó mucho porque conquistó una parte del mundo y obtuvo sus riquezas, porque después cada quien se repartieron lo que encontraron allí deliberadamente.
Pero para los colonizados significó una invasión a sus tierras y a su estilo de vida.
Que se descubrió América me lo enseñaron con detalle en el colegio pero no me contaron las barbaridades que se cometieron allí como la destrucción de la cultura autóctona y arquitectónica, así como la imposición de la religión de turno y el idioma de los colonizadores.
Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está devastación de   la tierra fértil hace que más de la mitad de la población coma salteado.
Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente.
Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser.
Al principio, el saqueo, el etnocidio y genocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos.
Ahora se cumplen en nombre del Dios del Progreso.
Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible.
 
América, ciega de racismo, no las ve. 


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