Nada en el mundo sustituye a la
constancia, a la perseverancia.
El talento no la sustituye, pues nada es tan corriente
como los inteligentes frustrados.
El genio tampoco, ya que resulta ser tópico el caso de
los genios ignorados.
Ni si quiera la educación sustituye a la constancia,
pues el mundo está lleno de fracasados bien educados.
Solamente la constancia y la decisión lo consiguen
todo.
Hagamos como la historia "El bambú japonés"
No hay que ser agricultor para saber
que una buena cosecha requiere de una buena semilla, buen abono y un riego
apropiado.
Normalmente al plantar la
semilla, el agricultor no se queda frente a la semilla sembrada, esperando su
crecimiento, porque sabe perfectamente que todo necesita su tiempo.
Cultivar bambú japonés no es apto para impacientes.
Su proceso es distinto al
de otros. El bambú japonés, es una de las plantas más lentas en crecer en todo
el mundo.
Durante los primeros siete años, es muy poco lo que se puede
apreciar de su crecimiento, quizás un cultivador inexperto, no tendría la
suficiente paciencia y abandonaría el proyecto.
Sin embargo, al llegar al séptimo año, en sólo seis semanas la
planta de bambú crece más de treinta metros.
¿Qué ocurrió?
¿Por qué no crecía durante
los primeros siete años? No es que no creciera, sino que durante los primeros
siete años de aparente inactividad, el bambú estaba generando un complejo
sistema de raíces, que le permitiera sostenerse cuando empezara el crecimiento.
Nuestra vida es muy
parecida a la del bambú, deberíamos tener paciencia y esperar a que en nuestro
interior se genere primero una transformación que nos lleve a la madurez
y a que se formen raíces espirituales, para que podamos estar sustentados en
una base sólida y entonces crecer.
No podemos saltarnos las etapas propias de la vida.
No debemos pretender “hacer”,
sin pasar por todo el proceso que nos llevara a “ser”
Sin embargo, en la
vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas,
triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del
crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
Quizás por la misma
impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo,
abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Te propongo tratar de
recuperar la perseverancia, la constancia, la espera, la aceptación.
Si no consigues lo que
anhelas, no desesperes… quizá solo estés echando raíces….
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