Los problemas de
drogas afectan a los seres mas queridos, este problema de drogas no respeta a
ningún miembro de la familia.
Los problemas de
drogas afectan a las madres, a los padres, a los hermanos,pueden
afectar a un amigo, afectan a una comunidad entera.
La sociedad ya no
puede lidiar con los problemas de las drogas o mejor dicho no quiere lidiar con
los problemas de drogas.
La producción de drogas y el lavado del dinero proveniente de
narcotráfico han generado corrupción en la que no están exentas ni las más
altas esferas del mundo político, la justicia ni las Fuerzas de Seguridad.
El narcotráfico corrompe la sociedad y amenaza controlar los mecanismos
gubernamentales.
El narcotráfico se ha convertido en una industria que se caracteriza por
su excelente organización, con sus estrategias bien definidas en el ámbito
regional y mundial.
Es parte importante de una red de negociantes y comerciantes que genera
millones de dólares a costa de la muerte de tantas personas.
Es por lo tanto un fenómeno transnacional que rebasa las fronteras tanto
de los países productores como de aquellos transita la droga.
En la niñez la problemática de la droga cobra mayor
relevancia en la medida en que ataca a los niños, futuro de cualquier pueblo.
Cada año nacen más niñas
drogadictas víctimas de la adicción de su madre a la cocaína.
Además, los
narcotraficantes usan a los niños para transportar y vender la droga.
La familia: Sirve de modelo para el
aprendizaje de conductas, actitudes y valores.
Orienta y apoya el
proceso de desarrollo de la infancia, favoreciendo el proceso de crecimiento y
maduración.
Coopera en las
estructuras de participación para mejorar los recursos e intentar solucionar
los problemas que surjan en la comunidad.
La clave es la comunicación familiar, por eso
tengamos en cuenta:
La capacidad de escuchar.
La expresión libre de opiniones y
sentimientos.
La comunidad: La sociedad en su conjunto puede tomar medidas
preventivas, porque las razones del consumo problemático de drogas están
vinculadas con nuestras dificultades sociales, cotidianas y crecientes.
La caída de valores, la falta de credibilidad en las
Instituciones, incluso la escolar, la incertidumbre laboral y el desempleo
hacen mucho por la difusión y expansión del fenómeno respeto al punto de vista del otro.
La escuela es un ámbito
de prevención
La escuela constituye una parte fundamental de la
experiencia de vida de los niños
y adolescentes. Por ese motivo, en la medida en que dicha experiencia resulte
significativa, en sí misma formará parte de lo que podríamos denominar prevención inespecífica, o, en otros
términos, aquella prevención que no alude directamente a un determinado objeto.
Se trata de promover condiciones que favorezcan el bienestar de todos sus miembros, de hacer de la escuela un lugar que efectivamente aloje y contenga a los jóvenes.
Cada uno de nosotros tiene algo que aportar desde nuestro rol:
Fomentar conductas saludables en la comunidad.
Formar distintos agentes sociales en materia de prevención del consumo problemático de drogas.
Mejorar, canalizar y aumentar las actividades de ocio y tiempo libre.
Promocionar prácticas de cuidado de uno mismo y de los otros hará parte de lo que podríamos denominar.
Análisis del tema específico “drogas”. Campañas de concientización.
En esta actividad, deseamos que se pueda hablar muy
cuidadosamente acerca del tema del consumo de las drogas, informando sobre las
drogas de mayor incidencia en la población, que tenga como objetivo una visión
crítica de la realidad.
Que tomen conciencia de la posible peligrosidad de
las drogas legales e ilegales.
El drogadicto es un
enfermo que merece tratamiento:
La mayoría de
las personas, al menos, las ajenas a los circuitos intervinientes en el
fenómeno de la drogadicción consideran que los drogodependientes no son
enfermos o si les reconocen esa condición, los diferencian de los restantes
enfermos.
La salud es
un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades.
El drogadicto
es un enfermo tiene los mismos derechos y obligaciones que el resto de los
pacientes. (Preámbulo de la Constitución de la OMS ).
Debemos comprender que la adicción es, fundamentalmente, una
consecuencia de ciertos cambios en las funciones del cerebro y que, por lo
tanto, cualquier tratamiento eficaz debe modificar necesariamente esos cambios.
El cerebro de un drogadicto no es como el de una persona normal.
El abuso de una droga altera de una forma radical los circuitos
neuronales que regulan las sensaciones de placer, creando progresivamente una
fuerte dependencia fisiológica de la droga en cuestión.
En los peores casos, este proceso convierte al adicto en una
marioneta absoluta de su cerebro, que le obliga a desear más droga de una forma
compulsiva.
Todas las drogas adictivas, sin excepciones, actúan sobre el
sistema de recompensa emocional del cerebro, alterando con frecuencia la
transmisión de sustancias como la dopamina de una forma anormal.
Cuando una persona abusa de una droga, su cerebro se acostumbra y,
literalmente, se adapta a esta sustancia, generando una dependencia que se
traduce en deseos irreprimibles de consumirla. Por este motivo, el adicto
siente una necesidad incontrolable de ingerir o inyectarse más droga.
Lo que está claro es que todo el mundo debe tomar
conciencia de que el cerebro de un adicto no es igual que el de una persona
normal.
Los científicos están convencidos de que a los
adictos se les debe mirar como a otras personas que sufren trastornos
cerebrales, como la esquizofrenia o la enfermedad de Alzheimer.
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